Saliendo del restaurante de siempre. Sentimiento de culpa por el fin de semana y por haber comido como animal.
Están un par de monjitas vendiendo rompope y pan dulce.
Mi amigo me pide dinero para comprarles algo. Compra $50 pesos de mercancía que no tenía yo intención de consumir.
"Gracias muchachos, que Dios los bendiga..."
Voltéo a verlo con una sonrisa de complicidad... de nuevo el equilibrio...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario