lunes, 13 de abril de 2009

Lunes: del norte a la oficina y el calcetín roto...

No voy a decir que me levanté sumamente emocionado, pero hay algo que tienen los lunes después de un fin de semana de r&r (más si fue largo) que me hacen querer empezar y hacer mucho durante la semana.

Me baño...
Me rasuro...
Me visto... No era el pantalón que creí haber empacado... ¡Además me aprieta!

Será un día largo...

Después me doy cuenta que un calcetín está roto... Mi mamá me avisa que el taxi ya llegó...

El taxi llegó temprano, pero parece que a mamá le da pena que haga esperar al señor taxista...

Voy por un vaso de agua deliberando que tanto valdrá la pena cambiarme los calcetines...

- "Traes un calcetín roto...", dice mamá...

Hago un recuento de posibles escenarios en los que el calcetín roto pudiera alterar el curso de mi día y del universo...

Las probabilidades de que tenga algún efecto son casi como sacarme el Melate… aún así, decido cambiarlo y tirarlo. Mamá ya se dio cuenta y seguramente se quedaría algo molesta.

Ya voy en el taxi... Seguro vendría incómodo con el calcetín roto... Y el pantalón no aprieta tanto...

Este será un buen día...

Ya quiero llegar a mi oficina a 900 km de aquí... Comprarme un cafesote y empezar la semana.

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