Y dijo el viejo, al ver al joven a punto de llorar por uno de sus primeros reveses en la vida:
“La vida es como darse de madrazos. Si te acomodan un buen golpe no te puedes tirar a llorar. No hay tiempo que perder. Ignora el dolor. Levanta la guardia. Mide al oponente. Párate bien. Y a seguir tirando.”
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