Lo había imaginado mil y una veces.
Era un día tranquilo en el trabajo, había tiempo de pensar y lo volvió a imaginar.
Interrumpió su trabajo, miró a toda la gente ocupada dedicando también la mayor parte de su día a la operación de la empresa.
Cerró la computadora y se dirigió al estacionamiento.
Condujo a su casa, y llenó un par de mochilas con un poco de ropa y provisiones.
Se cambió, salió de la ciudad y tomó la carretera...
Hacia la playa... ahora es pescador...
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